La pederastia y Peña Nieto en la sucesión de Norberto Rivera

 12/08/2016 - 15:11

En esta excelente nota periodística de Proceso, firmada por el reportero especializado en asuntos religiosos Rodrigo Vera, se detalla con el auxilio del experto investigador Rodolfo Soriano Núñez, el panorama de la sucesión de Norberto Rivera Carrera como arzobispo primado de México, quien deberá dejar su cargo en junio de 2017, por su edad y en atención al derecho canónico.

Muy grave es que uno de los candidatos con más posibilidades de suceder al tan cuestionado Rivera, sea el recién nombrado cardenal Carlos Aguiar Retes, arzobispo de Tlalnepantla, quien según Soriano, tiene entre sus desventajas el llevar una estrecha relación con Enrique Peña Nieto, tal vez el presidente en funciones más desprestigiado de los últimas décadas. Aguiar Retes acompañó a Peña al Vaticano cuando el entonces gobernador del Estado de México le anunció en exclusiva al Papa Benedicto XVI que se casaría con Angélica Rivera, lo cual posteriormente se concretó en una boda que “se hizo posible a partir de un proceso plagado de irregularidades, falsedades y simulación al interior de la Arquidiócesis Primada de México, que encabeza el cardenal Norberto Rivera” -según se lee en el reportaje “El Expediente Secreto de la Boda Peña Nieto-Rivera”, publicado por Aristegui Noticias en febrero de este año-, ya que de acuerdo a muchos indicios, la anulación del matrimonio de “La Gaviota” con su expareja, José Alberto “El Güero” Castro, no tuvo validez de acuerdo a las propias leyes de la iglesia. (reportaje)

Más grave es que Aguiar Retes, quien tiene cercanía a Jorge Mario Bergoglio desde antes que fuera Papa, sea el prospecto más viable a pesar de que haya asignado a “la parroquia de Otumba –cercana a las pirámides de Teotihuacán– al sacerdote nicaragüense Zenón Corrales Cabrera, quien había huido de Nicaragua al ser acusado de pederasta por varias organizaciones sociales que, junto con la policía nicaragüense, no daban con su paradero y lo consideraban el ‘más peligroso pederasta’ de ese país centroamericano”. (Proceso 1389).

No se puede aceptar que los protectores de pederastas sigan ascendiendo sin obstáculos a los máximos niveles de mando de la iglesia católica, institución que no parece entender la lección de su propia historia en las últimas décadas, marcada por el desprestigio y la pérdida de feligresía a causa de los escándalos de pederastia clerical que siguen sucediendo en todo el mundo a ciencia y paciencia del Vaticano, como en el caso de Oaxaca, que tanto hemos denunciado desde nuestra trinchera y que se menciona en el reportaje sólo de pasada, cuando se señala que el arzobispo de aquella ciudad, José Luis Chávez Botello, queda fuera de las posibilidades de asumir el cargo de Rivera Carrera, ya que “deja a su arquidiócesis [de Oaxaca] sumida en una crisis terrible”, en la cual se incluye la protección de los curas pederastas Gerardo Silvestre Hernández y Carlos Franco.

Cabe la posibilidad de que el papa Francisco, por intermediación del nuncio Franco Coppola, meta orden a este proceso sucesorio y tome la decisión de designar a un hombre menos cuestionado, como Ramón Castro Castro, obispo de Cuernavaca, quien según la nota periodística impulsa una pastoral social comprometida, o, ¿por qué no?, al obispo de Saltillo, don Raúl Vera, a quien se le dan casi nulas posibilidades por su edad y alto compromiso con las causas populares, pero que vendría a refrescar en mucho la devastada imagen de la iglesia mexicana y daría un potente mensaje de renovación a todos los fieles católicos y a quienes en este país luchan contra las injusticias estructurales.

Francisco tiene ahora una oportunidad de pasar de las palabras a los hechos concretos y contundentes, y desagraviarnos un poco a aquellos mexicanos que nos sentimos decepcionados después de que en su visita a nuestra patria guardó silencio (¿cómplice?) sobre la pederastia clerical, incluso en su viaje a Michoacán, tierra de Marcial Maciel, y además se negó a recibir a los padres de los 43 de Ayotzinapa en representación de las decenas de miles de desaparecidos en esta estúpida, inútil y sangrienta guerra “contra el narco”.

Papa Francisco: por favor coloca en la arquidiócesis de México al candidato que mejor defienda y represente la lucha del pueblo ofendido. No esperes a que tus amigos obispos dimitan por ser protectores de pederastas, sino que tú mismo destitúyelos. Te queremos creer porque eres una gran esperanza por tus palabras, pero ayúdanos a creerte con tus hechos.

 

Cristina Sada Salinas

 

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La disputa por la silla de Norberto Rivera

 

Por Rodrigo Vera / Proceso

7 de diciembre, 2016

Reportaje especial y foto tomados de: liga

 

                                                                       

En junio de 2017, cuando cumpla 75 años, el cardenal Norberto Rivera Carrera deberá presentar su renuncia al Papa Francisco. Y aun cuando faltan seis meses para que lo haga, ya hay por lo menos cuatro obispos aspirantes a sucederlo. Según el investigador Rodolfo Soriano Núñez, dos de ellos están bien posicionados: el cardenal Carlos Aguiar Retes, quien tiene “80% de probabilidades”, y el arzobispo Víctor Sánchez Espinoza, señalado como el “delfín” de Rivera.

 

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- En los círculos eclesiásticos ya empiezan a mencionarse los nombres de los posibles sucesores del cardenal Norberto Rivera Carrera, quien en junio próximo deberá presentar su renuncia al cargo de arzobispo primado de México, luego de más de 20 años de ejercerlo sin haber hecho ninguna aportación pastoral, sino más bien para tejer relaciones personales con la alta clase política y empresarial.

Hasta ahora son cuatro los prelados con mayores posibilidades de llegar al más importante arzobispado del país: Carlos Aguiar Retes, arzobispo de Tlalnepantla y recién nombrado cardenal; Jorge Carlos Patrón Wong, el más cercano al Papa Francisco y actual secretario para los seminarios de la Congregación para el Clero; Ramón Castro Castro, el obispo de Cuernavaca que impulsa una pastoral social comprometida, y Víctor Sánchez Espinoza, el conservador arzobispo de Puebla, señalado como el “delfín” de Rivera Carrera.

Especialista en la conformación de la jerarquía católica mexicana, el investigador Rodolfo Soriano Núñez asegura:

“De estos cuatro prospectos, quien tiene más posibilidades de ocupar el arzobispado es Aguiar Retes. Lleva con mucho la delantera, en primer lugar porque ya es cardenal y además por su amplia experiencia en altos cargos eclesiásticos: fue dos veces presidente del episcopado mexicano y también ha ocupado puestos directivos en el Consejo Episcopal Latinoa­mericano (Celam), donde conoció a Jorge Mario Bergoglio desde antes que éste fuera Papa. Ambos llevan una relación cordial. Me aventuraría a decir que Aguiar Retes tiene 80% de probabilidades de suceder a Norberto Rivera.”

–Tomando en cuenta que los obispos deben renunciar a los 75 años, ¿Aguiar Retes está en edad óptima para asumir el cargo?

–Por supuesto, al igual que los demás prospectos. Todos ellos son sesentones o rondan los sesenta. Es una edad ideal para llegar al arzobispado, donde podrían estar por un lapso aproximado de 10 años para culminar ahí sus carreras.

–¿Y cómo definiría el estilo pastoral de Aguiar Retes?

–No es dado a la confrontación como lo son Norberto Rivera, Sánchez Espinoza u otros obispos mexicanos. Esto lo acabamos de ver con el tema del matrimonio gay, donde varios obispos se confrontaron con las organizaciones LGBTTTI que luchan por sus derechos. Aguiar Retes no se metió en el asunto. Tiene más tacto para conducirse. Evita el discurso y las actitudes radicales.

“Sin embargo hay diferencias profundas entre el estilo pastoral de Aguiar Retes y el del Papa Francisco. Éste, por ejemplo, siendo arzobispo de Buenos Aires llevaba una vida común y corriente como la de cualquier porteño: renunció a una casa más o menos lujosa en un barrio acomodado para irse a vivir a un departamento, no tenía chofer y se movía en transporte público.

“Aguiar es en buena medida lo opuesto: una de las pocas veces que uso el transporte público lo hizo en el tren suburbano. Pero, en vez de subirse como cualquier pasajero, lo hizo regiamente ataviado con su sotana, estola y roquete. Un par de monaguillos iban delante para abrirle paso. Y además lo custodiaban tres guaruras. Estos hechos anecdóticos dicen mucho de las personas.”

 

La “desventajas” de Aguiar

 

Con un doctorado en la Universidad de Fordham, de Nueva York, y autor de las investigaciones Edad, generación y acción pública del episcopado mexicano; En el nombre de Dios, religión y democracia en México, y Una mirada a la Iglesia en México, Soriano Núñez resalta otra “desventaja” de Aguiar Retes; su cercanía con Enrique Peña Nieto desde que éste era gobernador del Estado de México. Dice al respecto:

“Aguiar Retes llevó a Peña Nieto al Vaticano, cuando éste le fue a presentar a su novia al Papa. Ese famoso episodio es hoy una desventaja para Aguiar.”

En efecto, en diciembre de 2009, el entonces gobernador del Estado de México –acompañado por Aguiar Retes– viajó al Vaticano para presentarle al Papa Benedicto XVI a su novia Angélica Rivera, La Gaviota. Al momento de hacerlo, le adelantó al pontífice: “Pronto me casaré”.

Al salir del encuentro, Peña Nieto dijo a los medios que de su boda “el primero en saberlo fue su santidad”. Todo era parte de un montaje televisivo –con el Papa y la Plaza de San Pedro como telón de fondo– encaminado a conseguir la Presidencia de la República y en el que participó Aguiar Retes, entonces obispo de Texcoco.

Estando al frente de esa diócesis, Aguiar Retes también le dio la parroquia de Otumba –cercana a las pirámides de Teotihuacán– al sacerdote nicaragüense Zenón Corrales Cabrera, quien había huido de Nicaragua al ser acusado de pederasta por varias organizaciones sociales que, junto con la policía nicaragüense, no daban con su paradero y lo consideraban el “más peligroso pederasta” de ese país centroamericano (Proceso 1389).

Oriundo de Tepic, Nayarit, donde nació en 1950, Aguiar Retes fue obispo de Texcoco de 1997 a 2009. Después pasó a la arquidiócesis de Tlalnepantla, donde permanece hasta la fecha. Durante dos trienios –de 2006 a 2012– fue presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).

También ocupó varios cargos directivos en el Celam –el máximo organismo de la jerarquía latinoamericana–, entre ellos su presidencia, de 2011 a 2015. Fue precisamente en ese organismo donde conoció al hoy Papa Francisco, quien en noviembre pasado le impuso el birrete cardenalicio a Aguiar Retes. De ahí que –a sus 66 años– ahora Aguiar sea considerado el candidato más viable para encabezar la principal arquidiócesis del país.

 

El más cercano al Papa

 

Sobre el segundo prospecto a la arquidiócesis, el yucateco Patrón Wong, dice Soriano:

“Patrón ha tenido un ascenso vertiginoso en los últimos tres años. Tan pronto llegó Bergoglio al pontificado lo sacó de la diócesis de Papantla –donde apenas tenía un año como obispo titular– y se lo llevó al Vaticano. Allá lo nombró secretario para los seminarios de la Congregación para el Clero y además consejero de la Pontificia Comisión para América Latina. Dos cargos importantísimos.”

–¿Por qué se habrá fijado el Papa en él?

–No lo tengo claro. Quizá detrás estuvo la mano del anterior nuncio, Christophe­ Pierre. Pero lo cierto es que en el tiempo que estuvo en Papantla, primero como obispo coadjutor, Patrón Wong se empeñó mucho en cambiar cosas y en promover la pastoral social. Fue muy activo en la organización de actividades académico-pastorales y no era indiferente a los problemas de la región. De todos los prospectos al arzobispado, él es el más cercano al Papa y, a sus 58 años, el más joven.

Patrón Wong nació en Mérida en 1958. Se formó en la arquidiócesis de Yucatán, de donde llegó a ser rector de su seminario conciliar. En 2009 se le nombró obispo coadjutor de Papantla, y en 2012 se le designó titular. Al año siguiente, el recién ungido Papa Francisco se lo llevó a Roma.

Otro prospecto al que Soriano le ve arrestos para ocupar la principal circunscripción eclesiástica del país es el actual obispo de Cuernavaca, sobre quien opina:

“El obispo Ramón Castro ha tenido mucha cercanía con las comunidades urbanas y rurales morelenses que están peleando por sus derechos y enfrentándose, incluso, con el gobernador Graco Ramírez.

“Castro es muy apreciado en la entidad precisamente por esta capacidad para vincularse con los movimientos sociales. Ha sabido trabajar en un difícil contexto de violencia, por lo que su pastoral va más allá de lo litúrgico.”

Aunque, matiza el investigador, Castro al mismo tiempo está defendiendo “actitudes intolerantes de la Iglesia respecto al matrimonio igualitario. Esto le restaría capacidad para operar en la Ciudad de México, donde hay mucha presencia de la comunidad lésbico-gay”.

En efecto, el obispo de Cuernavaca, a la vez que abre centros de atención a víctimas de la violencia –llamados en su diócesis Grupos Levadura– encabeza manifestaciones contra el matrimonio entre personas del mismo sexo, que en Morelos acaba de ser permitido por el Congreso estatal.

Castro, jalisciense de 60 años, fue miembro del servicio diplomático de la Santa Sede en las nunciaturas de Zambia, Malawi, Angola, Ucrania, Venezuela y Paraguay. Fue también director del Óbolo de San Pedro en la ciudad del Vaticano.

 

El “delfín”

 

El cuarto candidato a ocupar el cargo es el actual arzobispo de Puebla, sobre quien Soriano Núñez comenta:

“Sánchez Espinoza tiene la ventaja de conocer bien la arquidiócesis de México, donde se desempeñó como obispo auxiliar de Norberto Rivera. Incluso actualmente hay un movimiento de algunos sacerdotes de la arquidiócesis que se manifiestan a su favor, lo cual es muy raro. Creo que Norberto está detrás y apoya su candidatura; es su ‘delfín’.”

–¿Cómo ha sido el quehacer pastoral de Sánchez Espinoza?

–Del estilo de Norberto; de aferrarse a ciertas tradiciones que dan énfasis a lo litúrgico y están obsesionadas con la moral sexual. Al igual que Norberto, Sánchez también acaba de confrontarse en Puebla con los grupos LGBTTTI que pugnan a favor del matrimonio gay. Tiene poca capacidad para imaginar nuevas maneras de relacionarse con la gente.

“Por otro lado, a Sánchez Espinoza no le veo ninguna actitud solidaria con las comunidades rurales que están teniendo conflictos con el gobernador de Puebla, (Rafael) Moreno Valle. Tampoco se solidarizó con la población que fue terriblemente reprimida por la policía estatal durante una marcha que dejó como saldo un niño muerto. Como arzobispo, su estilo ha sido tradicional y de mantenimiento del statu quo.”

Originario de Santa Cruz, Puebla, donde nació en 1950, Sánchez Espinoza fue obispo auxiliar de Norberto Rivera de 2004 a 2009. De ahí saltó al arzobispado de Puebla.

Estos cuatro prospectos tienen posibilidades de llegar a la arquidiócesis primada siempre y cuando –aclara Soriano– el Papa le acepte “relativamente pronto” la renuncia a Norberto Rivera, quien el próximo 6 de junio cumple 75 años, edad señalada por el Código de derecho canónico para que los obispos presenten sus dimisiones.

“Creo que el Papa le aceptará pronto la renuncia a Norberto. En un plazo de un año, a lo mucho”, calcula.

No les ve posibilidad de suceder a Norberto a los titulares de otras arquidiócesis importantes: como Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara; Rogelio Cabrera López, de Monterrey; José Luis Chávez Botello, de Oaxaca, ni a Carlos Garfias, quien acaba de ser nombrado arzobispo de Morelia.

Dice sobre estos influyentes prelados:

“Veo muy difícil que el Papa designe a Robles Ortega porque el ser arzobispo y cardenal de Guadalajara ya es tener un estatus similar al de arzobispo de México. Y a Cabrera, de Monterrey, ni siquiera le han dado el cardenalato, lo cual ya es señal de su descarte. Chávez Botello ya no está en edad y deja a su arquidiócesis sumida en una crisis terrible. Mientras que Garfias acaba de llegar a Morelia, sería muy abrupto cambiarlo nuevamente de cargo.”

Indica que de todos los obispos mexicanos es Raúl Vera, obispo de Saltillo, quien tiene una línea pastoral más acorde a la del Papa, aún así, le ve muy pocas probabilidades de ser el nuevo arzobispo de México. Explica:

“Eso difícilmente va a suceder. Vera desata mucha polémica. Hay grupos eclesiásticos que se colgarían si esto ocurriese. Aunque su edad también pesa; tiene 71 años. Pero bien podría estar unos cinco años en la arquidiócesis y hacer un buen trabajo pastoral. Sería un mensajazaso del Papa si lo nombrara, sacudiría a la Iglesia mexicana. Pero lo veo poco probable.”

–¿Qué papel está jugando en la sucesión el nuncio recién llegado a México, el italiano Franco Coppola?

–El nuncio recaba opiniones, sobre todo cuando se trata de promover a un sacerdote a rango de obispo. También debe elaborar reportes sobre lo que ocurre en México. Su opinión es muy importante. Pero en este caso es la Congregación de los Obispos la que tiene el mayor peso en el proceso sucesorio. Y, claro, el Papa, quien acaba de hacer un llamado para mejorar la manera de seleccionar a los obispos.

–¿Y cómo deja la arquidiócesis el cardenal Norberto Rivera? ¿Con qué arquidiócesis se encontrará su sucesor?

–Bueno, la descatolización en la Ciudad de México avanza a un ritmo más acelerado que en el resto del país. Y no le veo una personalidad propia al catolicismo capitalino. Además, con Rivera Carrera se diluyeron las iniciativas pastorales que había emprendido su antecesor, Ernesto Corripio, como la Misión Guadalupana.

“En sus 21 años al frente de la arquidiócesis, el cardenal Rivera ni siquiera intentó ejecutar una empresa de calibre. Es más, nunca tuvo claro qué hacer con la arquidiócesis. Sus vicarías episcopales –de por sí muy grandes, como la propia arquidiócesis– están alejadas de los fieles. Y las parroquias –pocas para atender a la feligresía– no se han adecuado a las nuevas realidades.

“En todos estos años, el cardenal Rivera ha estado más interesado en tejer relaciones con políticos y empresarios, y en aparecer en las páginas de sociales de las revistas del corazón, que en apoyar realmente a la gente necesitada de la Ciudad de México. Esa es la arquidiócesis que le deja a su sucesor.”

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Cristina Sada Salinas
Regiomontana, apasionada por la comunicación, en la busqueda de construir opciones de participación ciudadana, para hacer frente a la corrupción del poder político y económico de México.

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