¿Hasta cuándo despertaremos?

 08/04/2016 - 19:53

Estimados amigos y amigas:

 

¡Qué cantidad de noticias tan impactantes e indignantes en México!… ¡y pensar que con un cambio profundo de conciencia de todos nosotros, o al menos de la mayoría, todo esto desaparecería!

Escuché las balaceras grabadas en Nuevo Laredo, Tamaulipas, donde los militares y los supuestos sicarios se enfrentaron dejando un saldo de varios muertos y heridos de ambos lados (1). Nos decretaron nuevos aumentos a la gasolina (2) y a la electricidad (3), ambos, traiciones a las promesas de Enrique Peña Nieto (4), cuyo gobierno incrementó su gasto corriente en un 25 por ciento, mientras que subió el endeudamiento de la nación en 50 por ciento a partir de que regresó el PRI a la silla presidencial, según señalaron senadores entrevistados recientemente por Carmen Aristegui en CNN (5).

La violencia del crimen organizado y el hampa común contra los ciudadanos está al alza (6), igual que la injusticia impartida por los juzgados que protegen a políticos —alias Medina— de ser llamados a declarar por sus actos de corrupción (7); lo mismo que el hacinamiento, la explotación y los motines en las cárceles, con saldos de heridos y muertos, mientras que los cárteles gobiernan la mayoría de los centros penitenciarios (8).

Contemplo con asombro el show mediático montado sobre una base de aparentes mentiras por parte de la señora Isabel Miranda de Wallace, espectáculo que, con confesiones arrancadas bajo tortura, ha costado largas penas de cárcel para los supuestos secuestradores y asesinos de su hijo, quien según investigaciones periodísticas, podría seguir con vida (9).

Junto a millones de mexicanos me entero del enriquecimiento ilícito y extremo de los políticos, comenzando por Enrique Peña Nieto y sus amigos, como el dueño de Grupo Higa, Armando Hinojosa, quien de tener un negocio mediano pasó a construir un imperio al amparo de su hoy encumbrado amigo (10), como es el caso de casi todos los funcionarios de alto nivel en el gobierno: senadores, diputados, gobernadores, alcaldes; incluso regidores, junto a sus familiares, compadres, amigos y “socios”.

El salario mínimo está por los suelos (11) mientras muchas de las escuelas públicas “funcionan” sin baños, ni luz, ni agua corriente (12), con maestros sometidos a una prueba estandarizada para evaluar su supuesto desempeño, pero que en realidad están siendo aplastados por una una reforma “educativa” falsa, ya que es sólo administrativa y laboral (13). En ciudades como México y Monterrey respiramos aire altamente contaminado (14), transitamos por calles llenas de baches y carecemos de transporte público mínimamente digno. En todo México pagamos cada día impuestos más altos mientras vemos que el nivel de vida de las mayorías se deteriora rápidamente.

Los estudiantes acceden a una pésima educación, con libros de texto plagados de errores gramaticales, para luego tener enormes dificultades para conseguir empleos con sueldos decentes, si es que a pesar de todos los obstáculos logran una carrera universitaria.

México es el cuerno de la abundancia, pero sólo para unos cuantos, para muy pocos. El trabajo de millones de mexicanos es la base de la riqueza del 0.1 por ciento de la población y de los grandes intereses transnacionales.

¿No te has dado cuenta que estás en una nación condenada si no cambiamos nuestra conciencia y la operamos a favor de un cambio profundo de convivencia, una transformación de fondo que nos lleve a un estado de cosas en el que no se valga robar impunemente y acto seguido otorgarse vacaciones para pasearse y vacacionar en destinos turísticos de lujo o “estudiar” en instituciones académicas de alto nivel? Basta con recordar que exactamente eso hizo el extesorero de Nuevo León en la Isla del Padre, Texas, a pesar de estar bajo un proceso penal por fraude y bajo orden judicial de no abandonar el país (15); al igual que antes había hecho el exgobernador de Coahuila Humberto Moreira, quien después de endeudar escandalosamente a su estado, se fue con beca millonaria a Madrid, España, supuestamente a hacer un posgrado, y luego, cuando finalmente fue encarcelado por autoridades españolas, acusado de de lavado de dinero y organización criminal, recibió el respaldo total de Peña Nieto, quien “puso a su disposición toda la maquinaria diplomática y legal de su embajada” en aquél país, para lograr su liberación y regreso a México, “libre” de toda culpa (16).

Ante esto, vemos a una izquierda partidista decepcionante, con su sempiterno líder Andrés Manuel López Obrador negándose a presentar su “declaración 3de3” (17), mientras se deslinda de la lucha del magisterio y avala sin recato la política de Peña Nieto como única válida para resolver el problema creado por la mal llamada reforma educativa (18). Mejor ni mencionar a los otros partidos “revolucionarios” como el PT y el PRD, pues no terminaríamos con sus traiciones e incongruencias.

¿Hasta cuándo nos daremos cuenta que la primera y sustancial reforma debe ser el terminar con la impunidad, la corrupción y las injusticias sobre el pueblo trabajador?

¿Hasta cuándo despertaremos de este show mediático de los partidos y los nuevos “independientes”?

¿Hasta cuándo seremos parte de las mayorías silenciosas dedicadas al entretenimiento y diversión en nuestro tiempo libre? ¿Hasta que la violencia no alcance y nos mate de hambre o nos secuestre un hijo?

Parece que no nos mueve el dolor ajeno y fuera mejor seguir con nuestro mediocre y cada vez más triste destino; o mejor aún, entrar al juego macabro de impunidad de los políticos corruptos y sus secuaces: Desear y luchar por el poder y el dinero, mintiendo, robando y simulando decencia.

 

Cristina Sada Salinas

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Cristina Sada Salinas
Regiomontana, apasionada por la comunicación, en la busqueda de construir opciones de participación ciudadana, para hacer frente a la corrupción del poder político y económico de México.

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