El futuro político de “El Bronco” y la degradación humana en los penales

Hoy pudimos ser testigos a través de un video difundido por diversos medios de comunicación, de cómo un grupo de internos de un penal de Nuevo León humilla a otro grupo de hombres, quienes desnudos o sólo vestidos con minúsculas prendas femeninas son obligados, con golpes e insultos, a limpiar el piso de lo que aparenta ser un área común del centro de detención.

Las imágenes son tan fuertes que decidí no compartir el video en esta publicación, pues considero que nada ganamos con difundir la barbarie y las manifestaciones más bajas y ruines de la condición humana.

Muy a pesar de que sabemos que en los centros penitenciarios de Nuevo León han pasado cosas horribles como asesinatos en masa, el ver en video estos actos de degradación, nos despierta también una gran indignación, pues es inaceptable que cualquier persona, así haya cometido delitos graves, sufra esa clase de humillaciones.

Me indigna que un gobierno elegido democráticamente con más de un millón de votos (muchos de los cuales no eran ciertamente para el personaje de Jaime Rodríguez Calderón, alias “El Bronco”, sino que fueron manifestación del hartazgo ciudadano hacia el PRIAN), no haya hecho absolutamente nada para quitarle de las manos el control de los penales a las mafias; incluso después de la tragedia que ocurrió recién inaugurada la administración “independiente” con el asesinato de 49 internos del penal del Topo Chico.

Este video muestra que no se ha detenido la explotación inmisericorde hacia los internos y las internas de estos centros, y por desgracia, nos obliga a ser testigos de qué tan bajo puede llegar el ser humano para explotar al otro, inclusive a una persona discapacitada, como el hombre al que le falta una de sus piernas y que se aprecia siendo maltratado igual que todos los demás. Es un nivel de degradación humana casi inconcebible, sólo comparable a la que sucedía bajo los famosos y tan publicitados regímenes nazis y fascistas.

Me siento más que arrepentida de haber festejado el supuesto cambio que debería significar el gobierno “El Bronco”, aunque en tiempo y forma advertí que sería la primera en criticarlo si faltaba a su palabra. Gracias a este video compruebo lo que es obvio: que las autoridades estatales permiten y/o son socias de las mafias infames que gobiernan en los hechos los penales, esos lugares sobrepoblados de personas que en muchos de los casos son incluso inocentes; pero aunque fuesen culpables de los peores crímenes, nadie, absolutamente nadie merece ese trato inhumano. Se supone que las cárceles deben de ser lugares de readaptación social, pero muy lejos de eso, son un espacio de explotación de los ya de por sí explotados, porque incluso los culpables no son sino los descartados por este sistema capitalista neoliberal que nos rige y que jamás atendió a las familias marginadas y desintegradas, debido entre otras muy importantes razones, al abandono de los gobiernos respecto a las necesidades primarias de gran parte de nuestra población.

Para mí ningún éxito, ningún cambio “democrático”, de “transparencia”, ningún logro administrativo tiene ninguna importancia si los gobernantes no son capaces de tomar el control de los centros penitenciarios, o si no pueden garantizar el trato digno hacia los prisioneros al no permitir que las bandas criminales los exploten. ¿Si en estos espacios cerrados en los que existen controles y barreras físicos y legales, un gobierno no tiene el control, cómo lo va a poder tener acá afuera, en la complejidad de las grandes ciudades y en la inmensidad del campo?

Para mí, la pérdida total del control de las cárceles debería ser no sólo el “RIP” de la carrera política de “El Bronco”, quien si tuviera un poco de dignidad no sólo debería olvidar su irracional ambición de ser candidato presidencial, sino que debería también renunciar a su cargo de gobernador de Nuevo León, porque es obvio que es un inepto, pues debido a inconfesables “arreglos” o por simple incapacidad, no ha podido o querido rescatar los penales del poder de las mafias, con lo cual demuestra también su incapacidad para rescatar a Nuevo León, estado que se hunde cada vez más en la violencia y la inseguridad.

Cristina Sada Salinas