Doña Mercedes y el INAPAM

 09/27/2014 - 15:01

La vejez, la enfermedad y la muerte nos empareja a todos.

No importa si acumulaste billones de dólares, si fuiste la más bella de tu generación o si perteneciste a una familia de intelectuales, artistas, empresarios, gobernantes; ni siquiera si eres parte de la realeza europea.

Llegar a viejo se considera un privilegio, pero en realidad el crecimiento en la expectativa de vida registrado en los últimos tiempos, no es halagüeña si no va aparejada con la conservación de la salud, una difícil meta cuando llegamos a los setenta, ochenta o noventa y tantos años de vida. Nuestro organismo comienza a decaer alrededor de los veinticinco años de edad, independientemente de que comamos comida orgánica, hagamos ejercicio o tengamos relaciones familiares y de amistades armónicas y cercanas.

¿Cómo honramos hoy a nuestros padres y abuelos? ¿Qué cuidado tenemos en lo individual hacia ellos, y qué cuidados tenemos como sociedad hacia las generaciones que hoy son adultos mayores? ¿Qué tan lejos estamos de las tradiciones indígenas en las que los ancianos constituían el consejo supremo y se les reverenciaba por su sabiduría y experiencia para resolver los conflictos de la comunidad? (liga)

Aquí en Nuevo León, en 2009 tuvimos la oportunidad de elegir entre dos candidatos de los dos partidos dominantes (PRI y PAN), con muy diferentes perfiles. La ciudadanía votó ―después de una inversión de más de mil 500 millones de pesos en propaganda y publicidad por parte del PRI, según dato otorgado anónimamente por muy buenas fuentes―, por el candidato joven, Rodrigo Medina de la Cruz, y no por quien tenía mucha más experiencia, preparación académica y carácter, y que como gobernador interino había detenido y negociado el ya para entonces enorme endeudamiento del estado; me refiero al licenciado Fernando Elizondo.


Hoy, por el "entusiasmo" de las personas adultas y jóvenes que hace cinco años decidieron tener por gobernador a una cara nueva, jovial y atractiva, Nuevo León está tal vez en las peores condiciones de su historia: con una infraestructura urbana que colapsó ante las recientes lluvias, con una deuda abultada de más de 130 mil millones de pesos, y con la amenaza de un "Monterrey VI", proyecto que atenta contra las más básicas nociones de ecología y sensatez.

Esto me viene a la mente tras leer la columna periodística que el día de ayer publicó Ximena Peredo en El Norte, en la que nos narra algunas de las penalidades de los ancianos de Nuevo León ante la ineficiencia y abierto desdén del organismo que debería atenderlos, el Instituto Nacional para la Atención de los Adultos Mayores, INAPAM. Pero también nos muestra la lucha de una extraordinaria mujer, doña Mercedes de la Peña, quien a sus 88 años de edad nos llama a unirnos a ella en su hasta ahora solitaria batalla por la dignidad de las personas de la llamada tercera edad.

Es un honor para mí compartir con ustedes esta información, acompañada de una fotografía exclusiva, en la que aparece doña Mercedes sosteniendo el libro que escribí sobre mi vida y experiencia política en Nuevo León, "Perfume y pólvora", mismo que por cierto ya terminó de leer, lo cual me representa un gran halago.

Las corruptelas de los políticos, las promesas incumplidas y la falta de sensibilidad políticas siguen en su apogeo. El dinero que debería ser destinado a los ancianos es usado para otras cosas, como la promoción política de la senadora Cristina Díaz, según nos informaron varios medios de comunicación (Nota). ¿No le avergüenza?

Unámonos al llamado de Ximena Peredo y apoyemos a doña Mercedes, empezando por compartir esta información.

Cristina Sada Salinas.

COLUMNA:

'Monterrey unido por el Inapam'
Ximena Peredo

26 Sep. 2014

Hace varios meses, revisando la sección de Cartas a EL NORTE, leí una denuncia que tocó mi corazón.

Firmada por Mercedes de la Peña, la carta denunciaba las dificultades de acceso y las incomodidades a las que quedaron condenados los usuarios del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam) cuando, en tiempos de Larrazabal, sus antiguas instalaciones fueron demolidas para la "restauración" de la Alameda y reubicadas a la calle Mina, en el Barrio Antiguo.

El problema comenzó cuando en el carísimo rediseño de la Alameda no se consideró el derecho de las personas de la tercera edad a permanecer en el espacio.

Quienes firmaron la aprobación de este proyecto no fueron conscientes del microcosmos que aniquilaron.

Entonces, los usuarios podían llegar en camión, caminaban por los amplios corredores de la plaza y en el recorrido encontraban bancas para descansar.

Las instalaciones eran de un solo piso y estaban bien sistematizadas para que quien fuera por su credencial de afiliación lo hiciera de forma rápida, y quienes fueran usuarios permanentes estuvieran cómodos en sus actividades. El espacio lo vivían como suyo.

En reposición, y mostrando una total ausencia de escrúpulos, Larrazabal ofreció a la delegación del Inapam la peor de las ubicaciones posibles -calle empedrada, banquetas angostas y llenas de obstáculos, sin líneas de camión cercanas-, y unas instalaciones incómodas, de dos pisos, con una escalera enorme que media entre la elegante oficina de la delegada, Sonia González, y los usuarios.

A esto sumamos el peligro para el peatón común, generado por las obras de la Línea 3 del Metro.

Ésta es la descripción breve del caso que mantiene a doña Mercedes de la Peña, de 88 años recién cumplidos, visitando políticos, enviando cartas, haciendo volantes, solicitando firmas.

Cada semana tengo novedades de ella en mi correo electrónico: "Hoy fui al Gobierno del Estado", "hoy fui con Gabriel Todd (director del Instituto Municipal de Planeación Urbana y Convivencia)", "hoy estuve con el Diputado Gustavo Caballero", "hoy fui a la Universidad Metropolitana a conseguir apoyo de algún muchacho de servicio social para repartir volantes", "hoy entregué, con ayuda de Reyes -un fiel usuario del Inapam- los volantes y nos fue muy bien", "Ya tenemos 300 firmas. Hoy regresé con la delegada", "hoy entregué carta en el Municipio"...

La semana pasada la entrevisté porque su empeño me tiene perpleja.

Así me enteré que conoció la situación porque lleva muchos años juntando medicinas para los usuarios del Inapam.

"Pero, Mercedes", le pregunto, "¿cómo no te cansas?".

Ella me contesta que así agradece por la vida y la salud que tiene.

Y me aclara una cosa más: no pretende que reconstruyan la casita de la Alameda, no. Sólo desea que el Municipio ofrezca un espacio pensado en servir a los adultos mayores.

Lo que espera es apenas lo indispensable. Sin embargo, algo así de básico se aleja en el peloteo desesperante de "las competencias".

Es decir, Municipio y Gobierno del Estado contestan que no les corresponde resolver la situación y la Delegada dice que no tiene dinero para realizar mejoras, aunque regala despensas en promoción a "su Senadora" Cristina Díaz.

Por otro lado, los pocos que le dicen que sí luego ya no le contestan las llamadas, ni la reciben.

El colapso de nuestro sistema político queda en evidencia cuando los funcionarios ya no ven a las personas, ni sufren con ellas, ni se entusiasman con luchar junto a seres humanos excepcionalmente solidarios, como doña Mercedes.

Lo que ven, si acaso salen del ensueño de sus egolatrías porfirianas, son personajes creados: "los abuelitos", "los ciudadanos", pero no ven a las personas realmente existentes, es decir, esto que somos más allá de las etiquetas o roles del "espectáculo democrático".

Me cuenta doña Mercedes que cuando hizo sus volantes no quiso firmar con su nombre y se animó a hacerlo como "Monterrey unido por el INAPAM".

¿Qué hacemos con esta valiente soñadora? Hacer que ese Monterrey exista.

ximenaperedo@gmail.com

Leer más: http://www.elnorte.com/aplicacioneslibre/editoriales/editorial.aspx?id=36789&md5=954117bdf4219359d9b809c0bad7f1ad&ta=0dfdbac11765226904c16cb9ad1b2efe#ixzz3EXxc0D5U
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Cristina Sada Salinas
Regiomontana, apasionada por la comunicación, en la busqueda de construir opciones de participación ciudadana, para hacer frente a la corrupción del poder político y económico de México.

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