AMLO Y EL ESTRECHO DE ORMUZ

 07/15/2018 - 02:14

Ayer Andrés Manuel López Obrador recibió en la colonia Roma de la Ciudad de México a una delegación enviada por Donald Trump. Fue una primera “conversación exitosa y que podríamos tener un optimismo razonable de que México pueda encontrar bases de entendimiento para los próximos años y tener una mejor relación con Estados Unidos”, señaló el futuro secretario de relaciones exteriores Marcelo Ebrard. (leer)

Los temas tratados fueron el comercio, la renegociación del TLCAN, los planes de desarrollo del próximo presidente mexicano, así como las maneras en que se buscará evitar la migración por pobreza e inseguridad; cuatro prioridades que López Obrador planteó en un documento entregado a la delegación estadounidense para ser entregado a Trump.

Es de resaltarse que el presidente vecino, quien ha insultado a nuestro país y nos ha llamado asesinos y violadores además de considerar “animales” (nota) a nuestros migrantes, haya enviado un grupo del más alto nivel para hablar con Andrés, quien aún ni siquiera es oficialmente candidato electo. Vinieron nada más y nada menos que Mike Pompeo, secretario de Estado, junto a Steven Mnuchin secretario del Tesoro, Kirstjen Nielsen de Seguridad Nacional, además del asesor de la Casa Blanca y yerno de Trump, el súper poderoso Jared Kushner.

Aunque muchos mexicanos hubiéramos querido que desde un inicio Andrés Manuel dejara en claro su rechazo al infame muro de Donald Trump y condenara enérgicamente la política inhumana y racista de enjaular y separar de sus familias a niños migrantes, se entiende que en esta etapa se concentre sólo en lo que Ebrard señala como “bases de entendimiento”, o asuntos sobre los que no hay un conflicto muy aparente.

López Obrador tiene ante sí un gran reto que tal vez no le permita permanecer por mucho tiempo en esa actitud de conciliación a toda costa, pues además de la violación a los derechos humanos de nuestros migrantes y del muro, hay muchos temas en los que el gobierno mexicano debería regresar a su política exterior de antaño, cuando México era uno de los referentes mundiales en cuanto a la exigencia de respeto a la soberanía de las naciones, y cuando ejercía un firme liderazgo moral como mediador en conflictos internacionales. Al gobierno que nos promete una “cuarta transformación” no le será nada fácil hacer que el sometimiento y entreguismo hacia Estados Unidos, heredados de los gobiernos prianistas, se convierta en una relación basada en el respeto y la dignidad.

Es tremenda la tarea que Andrés Manuel y su administración tienen al tratar con uno de los gobiernos estadounidenses más anti mexicanos que ha habido, ese gobierno encabezado por un Donald Trump que ahora mismo -mientras hace sus desplantes machistas ante la reina de Inglaterra (video)-, tiene al mundo al borde de una confrontación militar de gran escala, que estaría provocada por Irán, país que ha soltado la amenaza de bloquear el estratégico estrecho de Ormuz como respuesta a las sanciones impuestas por Estados Unidos, que implican que ningún país pueda comprar petróleo iraní. Para darnos una idea de las consecuencias que traería este bloqueo sólo basta saber que por ese estrecho pasa el 35% de todo el petróleo del mundo, y que detener ese gran flujo, según algunos especialistas, llevaría a que el precio del barril de crudo llegara a los 250 dólares o más, lo cual sin duda provocaría una recesión económica global sin precedente (liga).

Si en su confrontación con Irán el gobierno de Trump es capaz de jugar así de rudo, al grado de poner en riesgo la paz mundial, ¿qué podemos esperar nosotros, que compartimos más de 3 mil kilómetros de frontera con la nación militarmente aún más poderosa del planeta? ¿Qué va a pasar, por ejemplo, con la iniciativa de despenalizar la marihuana, que ya anunció la futura secretaria de Gobernación del gobierno obradorista, Olga Sánchez Cordero, cuando sabemos, gracias al especialista Santiago Roel, que la DEA y el Plan Mérida tienen como fundamento de su “lucha contra las drogas” el mantener la prohibición en otros países mientras ellos legalizan?

Es mi opinión que respecto a la relación con Estados Unidos, las y los mexicanos debemos estar muy atentos a las decisiones que tome el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, en el entendido de que si bien estaremos exigiendo firmeza y dignidad en temas tan graves como el muro o la vida y libertad de nuestros compatriotas migrantes, así como en cuanto al respeto a nuestra soberanía, también deberemos entender que en la era Trump hay que ir con pies de plomo, sin aspavientos de falso nacionalismo y con inteligencia, pues lo menos que queremos es ver al próximo presidente forzado a respuestas como la iraní, ante los embates de un gobierno estadounidense que a las claras ha dicho lo que piensa de nosotros.

Como simple ciudadana no tengo una respuesta a cómo debe enfrentarse esa enorme responsabilidad, mucho menos recetas, pero sí alcanzo a entender que con inteligencia, valentía e imaginación, México ya ha sabido enfrentar con éxito en el pasado los ataques y asedios de las grandes potencias, sacando incluso provecho de su situación geopolítica para el bien de todas y todos.

Estemos atentos e informémonos para criticar y exigir, pero también para apoyar al nuevo gobierno cuando dé por nosotros la cara ante el belicoso hombre del pelo naranja.

En próximas publicaciones estaré plasmando la opinión de expertos sobre la relación México-Estados Unidos, para que tengamos más elementos a la hora de juzgar el papel que en este asunto juegue Andrés Manuel López Obrador, a quien le deseamos claridad de mente, buena asesoría, inteligencia y valor, para poder encontrar el equilibrio necesario para no tener que llegar, como los iraníes, a buscar nuestro propio “estrecho de Ormuz”, para no vernos en extremos de tener que “negociar” desde la desesperación.

 

Cristina Sada Salinas

 

FOTO DE REUTERS, TOMADA DE: VER

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Cristina Sada Salinas
Regiomontana, apasionada por la comunicación, en la busqueda de construir opciones de participación ciudadana, para hacer frente a la corrupción del poder político y económico de México.

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